MORICHEANDO CON LA GENTE DEL RÍO BITA

Por: Jhon Alexander Infante Betancour y Gabriela Huidobro

Fotografias: Gabriela Huidobro

En el marco del ‪#‎ProyectoVidaSilvestre‬

Largos son los caminos y pesadas las vías en este julio vichadense que está por terminar. Pero nada nos emociona más que la idea de construir símbolos, y esperamos que nuestros viveros sean uno de esos símbolos de innovación, del potencial del territorio y sus recursos. Esta es una idea que queremos construir en la cuenca del Bita, el primer rió protegido dicen algunos, para nosotros, el río de las historias y los aprendizajes. Es precisamente eso lo que nos emociona en este camino.

Luego de la compra de los materiales, con la carretera destapada, húmeda, llena de agua y un barro espeso que nos asusta en esa inmensa sabana, nos genera una gran incertidumbre sobre lo que está por venir.

Afortunadamente contamos con el viejo Grillo, un aventurero de mil batallas con el barro, las vías, y al que ningún puente por más endeble, o creciente más grande lo asusta en su trasegar.

Llegamos a la finca «Mi Familia» con nuestro equipo de trabajo, luego de cruzar el «avioncito», un caño crecido con el puente más aterrador en esta época de fuertes lluvias. Allí nos unimos al equipo de don Ramiro Borja, un tolimense con alma de llanero, con el fin de iniciar, construir y aprender juntos sobre el moriche y muchas más especies nativas.

Esta aventura arriesgada para algunos, nos llena de alegría cuando se comienzan a levantar los primeros postes y el techo de nuestro vivero se comienza a extender. Las manos juntas, hacen que nuestros corazones se aceleren… una y otra vez vemos como los sueños de participar se van consolidando.

La estructura terminada, luego de largas y agotadoras jornadas, de polisombra por un lado, de puntillas por el otro, de las búsquedas interminables de semillas de moriche que pronto nos darán las plántulas para restaurar y recuperar algunos morichales degradados por el fuego, y por las manos de algunos. Esperamos que estas áreas sean la guarida y el comedero de la danta, del picure y del loro que solo habita en las palmas huecas de moriche en el Bita. Desconocido para muchos, se trata de la Catana para algunos o la Catarnica para otros, y Orthopsittaca manilata para los más allegados a la ciencia.

Salimos de «Mi Familia», que de ahora en adelante será nuestra familia, para dirigirnos a la finca de la Mona y don Alejandro, más conocido en la región como el “loco”. Un habitante lleno de aventuras y aprendizajes de su historia de vida, que le han enseñado a creer en su llano, en sus animales y sus plantas. Este hombre entre risas va construyendo junto con YOLUKA el segundo vivero. Con el que queremos soñar al moriche como una especie integrada y valorada en los sistemas productivos. Un sueño compartido con la mona y Alejandro.

Risas van y vienen, así como las más jocosas historias del llano, y con el atardecer se van terminando los últimos detalles, el vivero va quedando listo, y con él, el espacio para sembrar las semillas. El hijo de los trabajadores de la finca participa emocionado, por la novedad que para él representa esta actividad. Línea tras línea, va juiciosamente contando las semillas y sembrado una tras otra. Como en un juego… donde las semillas ruedan y quedan ancladas. Se les dan dos o tres baños diarios para que lentamente vayan germinando y asomando esas primeras hojas, esos muñones verdes que nos encanta ver luego de muchos días de agua…

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